martes, 16 de septiembre de 2008

MADONNA EN SEVILLA!

La ambición previsible

Madonna convence, sin llegar a emocionar, con un espectáculo en Sevilla medido al milímetro

Hubo algo de enternecedor en lo sucedido anoche durante el concierto de Madonna, la asombrosa cincuentona del cuerpo duro como un bate de béisbol, la madre material, la reina de la provocación y la inagotable generadora de clichés periodísticos que se ha reinventado tanto como para despojar de sentido el verbo en cuestión. Los cerca de 50.000 asistentes (no hubo lleno) al primero de los dos shows de la cantante en España en el estadio de la Cartuja de Sevilla (también el primero de la cantante en nuestro país en siete años) se portaron tan bien como quien sabe que va a recibir una fiesta sorpresa por su cumpleaños y aún finge asombro. En efecto, el espectáculo de Madonna, que sigue en vertiginosa forma física, fue casi exactamente sobre el guión previsto y ampliamente difundido en esta era de la sobreinformación. La fiesta fue irreprochable a ratos, previsible casi siempre, cuando no, directamente delirante.

En vídeos de Internet y notas de prensa detalladas has

ta el absurdo, el concierto había quedado destripado mucho antes de que, hacia las 21.50, la cantante de Michigan (EE UU) se dejase envolver por el amor desgañitado de sus fans, una tribu fiel como pocas (hubo acampados a la puerta del estadio desde el lunes a mediodia) y muy unida por unos difusos pero inconfundibles rasgos, ya sean compartidos por veinteañeros recientes o cuarentones largos: ¿Será el gusto por los sombreros? ¿El modo de dividir la carrera de la diva como si hablasen de las épocas de Picasso? ¿O la incomparable capacidad para el playback -elevada a la categoría de arte por la videdocreadora Candice Breitz- y aprendido de la indiscutible maestra, como volvió a demostrar anoche? Nada de eso. Serán las abundantes historias de superación, como la de Bea, recién llegada de Barcelona con su amigo Rubén, pero sin comer nada en todo el día por los nervios.

La división de las dos horas de espectáculo en cuatro partes (en la tercera, de inspiración "gitana", "un viaje VIP a la Isla Bonita", la cosa alcanzó, precisamente en Sevilla, tintes de delirio), el número de rodilleras y medias de rejilla empleadas en la gira (las mismas, casualmente, 200), o el millón de dólares en cristalitos de las dos gigantescas M que flanqueaban a la diosa. Hasta el repertorio y el modo de atacar las canciones (un Vogue transido del ritmo marcial de 4 minutes, primer sencillo de su último álbum o una Hung up en clave más heavy que disco). Todo se sabía ya.

Y, sin embargo, el público disfrutó de lo lindo, aunq

ue con sus valles, de un show que fue pobre en las referencias ajenas (¿la vieja escuela del rap? ¿el art decó con un toque gangsta?) y se excedió en las propias (¿no era de las que no podían evitar mirar adelante?). Un espectáculo que por no perderse, no se perdieron desde las gigantes pantallas de vídeo ni Britney Spears (que proclamó su zorruna), ni los chicos listos del rap que tuvieron el futuro del género en sus manos y prefirieron llenarlas de anillos (Pharrell Williams, KanYe West y Timbaland). Tampoco los buenos de la película (Obama, Michael Moore y Bono), y ni mucho menos los malos (McCain, la obesidad o el hambre en el mundo).

Es cierto que nadie exige sorpresas a Madonna a estas al

turas, un mes después de su cincuenta cumpleaños, acaso el más difundido de la historia del pop. Pero también lo es que, cuando le viene en gana, es capaz de darlas mayúsculas.

Para cuando la diva enfilaba hacia el final Like a prayer ya estaba claro que éste no es, ni de lejos, el mejor tour (49 conciertos en ocho países incluido el de mañana en Valencia) de su carrera, como se ha querido hacer ver sin demasiado éxito. Anoche ni siquiera parecía cundir la idea entre los fans que ni habían nacido cuando la ínclita se sentía como una virgen.

Esta gira, dulce y pegajosa la han bautizado, puede ser uno

de los mejores espectáculos del momento, pero al término de la coda de Give it 2 me (energética, en watios y en consumo de calorías) quedó la sensación de que ella es capaz de más. Y de que tanto cliché debe de pesar demasiado a veces.

FUENTE


Sevilla enloquece con la Madonna "gitana"

Agencia EFE
Miércoles, 17 de septiembre 2008

Las cerca de 50.000 personas que asistieron hoy al concierto de Madonna en el Estadio Olímpico de Sevilla han enloquecido con la parte gitana de la actuación, varios temas que el público ha jaleado con palmas al son de los músicos rumanos que integran el elenco de su gira mundial "Sticky & Sweet".

Con la reina del pop acompañada de numerosos romaníes al baile y una escenografía con pantallas de vídeo tridimensionales en las que se rendía un homenaje a la vida de los gitanos, la cantante estadounidense ha agradecido la entrega de su público y no ha dudado en marcarse algún baile flamenco y en decir "te amo" en español.

Mientras sus miles de seguidores palmeaban las interpretaciones de "Spanish Lesson" o "La Isla Bonita", Madonna se contoneó con movimientos flamenc

os y animó a sus músicos con algún "ándele" mexicano.

Las imágenes de gitanos en India andando con sus carros por el campo se sucedían en las enormes pantallas instaladas en el escenario mientras la diva actuaba en la sección que ella misma denomina "Gipsy", la tercera de las cuatro en las que se divide el concierto de dos horas.

A pesar de que la mayoría de las entradas para el concierto en Sevilla se han vendido fuera de la ciudad, los foráneos también conectaron con la vena "gitana" de la artista, que en España ofrecerá otro concierto, el 18 de septiembre en Valencia, e

n el circuito Ricardo Tormo, de Cheste.

La artista estadounidense, de 50 años, aunque no los aparenta, ha mantenido vínculos con España y no ha ocultado nunca su admiración hacia españoles, como el actor Antonio Banderas o el torero sevillano Emilio Muñoz, con el que realizó en la década de los 90 el "videoclip" "Take a Bow".

En Sevilla, que estos días celebra la Bienal de Flamenco, la cantante bailó sobre un descapotable blanco, saltó a la comba y sorprendió al público, de todas las edades, con los juegos de luz y sonido que le acompañan, hasta el punto de que cada canción parece un "videoclip".

La sueca Robyn y el pinchadiscos español Wally López actuaron como teloneros de Madonna, que con 25 años en los escenarios y tres hijos, desplegó su poderío físico cultivado en el gimnasio y no paró de bailar y de exhibirse en las dos horas que duró el espectáculo.

Cantó 22 canciones, las más conocidas y las de su último trabajo, "Hard Candy", siempre acompañada de imágenes suyas de ayer y hoy y con referencias a sus inclinaciones políticas, como al candidato demócrata Barak Obama, a Teresa de Calcuta o Mandela.

Icono "gay", lo que quedó patente entre sus espectadores en Sevilla, la artis

ta de Michigan estuvo acompañada por 16 bailarines y doce músicos, y se cambió ocho veces de vestuario, algunos de conocidos modistas, como Givenchy, en los que predominaron las altas botas negras, las medias de rejilla y los grandes sombreros.

La actuación, que ha incluido la interpretación de temas como "Vogue", "Like a Prayer", "Hung Up" o "Give it 2 me", estuvo repartida en cuatro partes diferenciadas, la cit

ada "gipsy", otra denominada "Pimp", un homenaje al Art Deco de los 20; "Old School", un recuerdo a sus primeros años en Nueva York, y "Rave", una incursión en el mundo futurista con influencias del lejano Oriente.

Las pantallas superpuestas en forma de cubo, otras circulares en cuyo interior interpretó algún tema y otros juegos digitales dotaron la actuación de una espectacularidad desconocida en los escasos conciertos que se celebran en Sevilla.

El alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, no pudo ocultar

su emoción al final de la actuación, y resaltó que "Sevilla ha triunfado" con Madonna, algo en lo que no confiaba todo el mundo, a la vez que destacó la ausencia de incidentes graves y lo "variopinto" del público, según dijo a Efe.

La actuación en Sevilla, que ha generado en la ciudad unos ingresos de unos ocho millones de euros, según los hosteleros, se incluye en la gira mundial de Ma

donna, que comenzó el 23 de agosto en Cardiff (Gales) y acabará en diciembre en Brasil.

Los organizadores no han concretado el número de entradas vendidas, que no alcanzaron las 63.000 puestas a la venta, como se pudo comprobar por la cantidad de reventas que se quedaron con localidades sin vender.

FUENTE

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